viernes, 28 de mayo de 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
Hechos, no palabras
No basta que las verdades, para ser verdades, vayan acompañadas de bonitas palabras. Las verdades, para ser verdades, deben ir de la mano de hechos que las corroboren.
No basta afirmar alegremente "somos la mejor afición del mundo", hay que demostrarlo con hechos incuestionables y eso precisamente, es lo que hizo el sevillismo, como tantas otras veces, el 19 de Mayo en Barcelona.
Desplazar a más de 35.000 personas en día laborable a más de 1000 Km de distancia es, como la ocasión mandaba, para quitarse el sombrero, pero si además esos 35.000 se comportar como lo hicieron entonces es para decirles algo más del estilo Juaquin Caparrós.
Para muestra un botón, un hecho que corrobore, demuestre y acompañe a las bonitas palabras. Nou Camp, casi las 20:00 horas. El Sevilla FC en traje de calle se asoma al césped y la imagen habla por si sola. Treinta y cinco mil almas rebosan el gol norte y animan a los suyos con un mismo grito de ánimo y cariño. Del otro lado, las otras tres cuartas partes del estadio literalmente desiertas. Treinta y cinco mil a cero.
Sabíamos que estábamos en franca minoría y como dijo el presidente, cada sevillista tenía que animar como si fueran tres. A fe que lo hicimos. Así lo vieron nuestros jugadores cuyos rostros reflejaban por un lado la incredulidad de lo que estaban presenciando y la enorme responsabilidad de no poder defraudar a semejante afición.
Habíamos empezado a ganar la final antes siquiera de echar a rodar el balón con hechos, no con palabras.
Otros utilizaron tan solo palabras. Palabras como "doblete". Palabras como equipo "grande". Nosotros en cambio evocamos una palabra que dibujo todo el gol norte del Nou Camp, "Respeto". Respeto a la afición del Sevilla. Respeto a su equipo. Respeto a su historia.
Evocamos respeto y lo impusimos con hechos, no con palabras, es decir, con fútbol. Con el fútbol que hacen los grandes en las grandes finales y si quieren que hablen de suerte los eternos acomplejados. ¿Suerte?, ¿de que no se llevaran más, supongo? Nuestra cantera al poder. La escuela sevillana, quiero decir, la escuela Sevillista, demostrando lo que sabe hacer. Cero a dos. Ahí está el doblete.
Más hechos son los cero incidentes producidos y el clima de cordialidad vivido en Barcelona durante todo el día, con aficionados de ambos bandos que nos entrelazábamos, nos dedicábamos felicitaciones y elogios a nuestros respectivos equipos dentro de la fiesta del fútbol que debe ser una final.
Los barceloneses que duda cabe, estaban con nosotros y así nos lo hacían saber en cada esquina que nos paraban para darnos ánimos, alentarnos y sorprenderse gratamente con el mensaje que recogía nuestra camiseta y que leían boquiabiertos. Habrá que buscar fuera los amigos que dentro repudian la mano que tendemos.
Después la fiesta, el sevillismo volvía a desbocarse 3 años después y las calles de Sevilla volvían de nuevo a sonreir al ver a sus hijos disfrutando y cantándole a su madre. Fiesta por todo lo alto, entre padres, abuelos y nietos. La fiesta inundaba las calles y de nuevo sin incidentes.
Fiesta grande, como grande es el equipo y grande es su afición. Hechos e imágenes que hablan por si mismas sin necesidad de palabras manufacturadas que consigan convencernos.
Gracias a todos por hacernos sentir todo esto y por no dejar nunca de fabricar sueños en nuestra bombonera. La Fábrica de sueños, mal que les pesa a algunos, sigue y seguirá abierta mientras otros solo fabrican pesadillas.
lunes, 17 de mayo de 2010
El ascenso a primera del 34 (III)
Debo escribir el tercer y último post sobre el ascenso del 34, aunque sin duda el momento no parece el más apropiado. No apetece escribir este último post justo ahora, por lo que más que escribir dejáremos que sean las crónicas las que nos vayan contando lo que sucedió.
Os pongo en antecedentes. El Sevilla acaba de ganar precisamente al Atlético de Madrid el partido decisivo por 0-2 en la capital y vuelve a Sevilla junto con miles de aficionados en uno de los trenes especiales fletados para la ocasión. Todo son risas y alegrías en el viaje de vuelta, pero a las 3 de la madrugada entre las estaciones de Villanueva de la Reina y Andújar...
Los integrantes del club que quedaron en Sevilla se movilizaron rápidamente hasta el lugar del siniestro. Los familiares y aficionados trataban de buscar información en las estaciones, sin embargo las informaciones no eran todo lo claras que se podía desear. Según contaron las crónicas, los maquinistas actuaron de forma negligente y la pronta actuación del guardafreno evitó una catástrofe mucho mayor:
La cifra de víctimas y heridos también variaba según las diferentes crónicas e iba creciendo conforme pasaban las horas. Las primeras crónicas hablaban de contusionados. Más tarde seis víctimas, luego ocho, en la mayoría se hablaba de nueve víctimas mortales. Finalmente los fallecidos fueron 10, ocho en el mismo accidente y dos por las heridas sufridas, y el número de heridos llegó al centenar.
Las crudas imágenes del siniestro y las víctimas del mismo nos cuentan mejor que cualquier crónica aquellos duros momentos sufridos por los aficionados sevillistas que acompañaban al equipo.
Ante la magnitud de la catástrofe el Sevilla FC suspendió los actos previstos para celebrar el ascenso de categoría
Sin duda el siniestro terminó con el ánimo de todos. Bueno, de casi todos, pues al final de esta crónica nos hablan las asombrosas palabras de un aficionado sevillista al que la tragedia no había conseguido arrebatar la alegría por el ascenso
No resulta nada agradable traer al recuerdo momentos tan duros para una afición como los vividos tras el ascenso del 34, y es que por desgracia, el Sevilla FC carga probablemente en sus espaldas con más y más duras desgracias e infortunios que la mayoría de clubs de España, pero carece del victimismo, seña de identidad de otras aficiones, necesario para excusarse de sus males y recurrir siempre a la lástima ajena.
Solo espero que al menos este post sirva, por favor que sirva, para que todas las personas que tengan que conducir un coche, un autobus, un tren o avión, hasta Barcelona, lo hagan con la mayor tranquilidad posible. Lo hagan atentos y sin prisas, porque disfrutar del pre-partido es importante, pero lo que es absolutamente imprescindible es volver para contarlo, y si es posible, para celebrarlo con los nuestros.
¡A por nuestra quinta Copa de España!
¡Viva el Sevilla!
martes, 11 de mayo de 2010
lunes, 10 de mayo de 2010
No busques más que no hay
Este post será cortito, muy cortito. Cortito como las pocas luces que alumbran al alimentador de falsos mitos, al encubridor descubierto, al calamar atrapado, al que ofende a la inteligencia afirmando que su club es más antiguo que el nuestro, a la lengua viperina que escupe las mentiras del cartero.
Una imagen vale más que mil palabras...
"No busques más que no hay", dice el título de una canción del gran Silvio Fernandez Melgarejo que tanto gustó a los balompédicos. Una canción que por cierto provocó el falso mito (otro más) de que Silvio era bético y lo convirtió poco más que en icono del beticismo. Como decía, el título de esa canción le viene al pelo al personaje: "No busques más que no hay".
¿Tendrá la decencia de pedir perdón al beticismo por sus mentiras?, ¿tendrá la dignidad de reconocer sus errores?, ¿preferirá tal vez "morir mintiendo que vivir avergonzado"? Ante esta última pregunta, mucho me temo que si...
Enhorabuena a Antonio por las maravillosas perlas que divisa desde su voladizo de gol sur. Esta perla sin duda es de las gordas.
Para más información sobre el tema, visiten la palangana mecánica.
Una imagen vale más que mil palabras...
"No busques más que no hay", dice el título de una canción del gran Silvio Fernandez Melgarejo que tanto gustó a los balompédicos. Una canción que por cierto provocó el falso mito (otro más) de que Silvio era bético y lo convirtió poco más que en icono del beticismo. Como decía, el título de esa canción le viene al pelo al personaje: "No busques más que no hay".
¿Tendrá la decencia de pedir perdón al beticismo por sus mentiras?, ¿tendrá la dignidad de reconocer sus errores?, ¿preferirá tal vez "morir mintiendo que vivir avergonzado"? Ante esta última pregunta, mucho me temo que si...
Enhorabuena a Antonio por las maravillosas perlas que divisa desde su voladizo de gol sur. Esta perla sin duda es de las gordas.
Para más información sobre el tema, visiten la palangana mecánica.
jueves, 6 de mayo de 2010
El ascenso a primera del 34 (II)
Sin lugar a dudas, el magnífico encuentro disputado por el Sevilla FC que nos valiera el ansiado ascenso a primera división tuvo dos protagonistas principales en el bando sevillista, "Los Guillermos".
“Los Guillermos”, uno en la vanguardia y otro en la retaguardia, firmaron un partido antológico que no pasó inadvertido para ningún cronista nacional de la época, quienes tras esta soberbia actuación no dudaron en reclamar desde sus respectivos periódicos al seleccionador nacional, quien por cierto estaba en la grada aquella tarde, la inmediata internacionalidad de ambos jugadores, que recordemos, militaban en ese momento en la segunda división del fútbol español. Por si no lo habían deducido ya, hablamos de Guillermo Campanal y Guillermo Eizaguirre:
Hasta aquí digamos, los hechos agradables del partido, pues la batalla futbolística del ascenso terminó por convertirse en una auténtica batalla campal merced al coportamiento de “esa pacífica y admirable afición” que tanto cariño nos profesado siempre a los sevillistas.
Marín, capitan del Athlétic, recibe una falta y fruto de la impotencia del resultado adverso y la superioridad sevillista, no tiene otra ocurrencia más que irse directo a por el jugador sevillista y propinarle una patada sin el balón ya de por medio. Como era de esperar, el arbitro lo expulsa y la afición rival, sabedora que con aquella decisión el partido quedaba prácticamente finiquitado, explota en su desesperación viendo como se escapaba el título de campeón, y tal vez incluso el ascenso a primera, arremetiendo contra los jugadores sevillistas y el árbitro invadiendo el terreno de juego lanzandoles piedras y botellas:
Como saben, el partido terminó cero a dos y el sevillismo fué una fiesta celebrando por fin el ascenso a primera y el título de campeón de la segunda división. Lo habían conseguido. Ahora solo quedaba volver a Sevilla para seguir celebrándolo con el resto de sevillistas que habían vibrado con su equipo pegados al transistor y esperaban ansiosos a sus héroes y familiares para disfrutar juntos del ascenso.
(Continuará…)
miércoles, 5 de mayo de 2010
La calle Bailén
Sin lugar a dudas, la sevillana calle Bailén debe tener cientos de historias que contar. Historias de todo tipo, tristes y alegres, de amores y odios, de luchas y sueños, pero hoy nos centraremos en una historia concreta: La historia de la Familia White.
No soy el primero en contar su historia y por fortuna, seguro que no seré el último, pero trataremos de contarla de un modo diferente. Contaremos conjuntamente la historia de los White y de la calle Bailén.
Dicha historia comenzaría allá por 1855 con la llegada de Isaias White, ingeniero e industrial nacido en Gloucester, a nuestra ciudad para establecer relaciones comerciales con los Portilla, fundando la compañía Portilla & White dedicada principalmente a la construcción de cañones de acero.
El emprendedor Isaias White se enamoró de María Luisa, nacida en Almadén, y juntos formaron una amplia y sevillano-inglesa familia en el número 41 de la calle Bailén.
Aquí podemos ver una “foto de familia” extraída del padrón municipal del año 1891:
Como vemos en la “foto de familia”, los padres, Isaias White y María Luisa Méndez, de 60 y 50 años respectivamente en ese momento, tuvieron cinco hijos cuyos nombres de mayor a menor en edad eran María Luisa, Emilia, Ramona, Isaias y Elisa.
Vivían además con la cuñada de Isaías padre, Carmen de 45 años y natural de Almadén como su hermana, y también compartían casa con dos sirvientas, Dolores, casada de 34 años y nacida en Gerena, e Ignacia de 21 años y nacida en Gelves. Dolores, como apunta el padrón, era el único miembro de la familia que no sabía escribir en aquel momento.
Vemos además como el único heredero del apellido White, Isaias White Méndez, de 21 años por aquel entonces, había quedado exento de realizar el servicio militar gracias a su doble nacionalidad.
Probablemente su “regate” al servicio militar jugó un papel importante en su vida, ya que posiblemente gracias a ello pudo emplear más tiempo a la que era su verdadera pasión, el deporte.
Isaias White Jr. era lo que se llamaba en aquellos tiempos un sportmen, y pronto se imbuyó en el mundo de las regatas entrando a formar parte de la Sevilla Rowing Club o Sociedad de Regatas de Sevilla, constituida en 1886, donde conoció a los hermanos Welton.
Isaias White no se conformaba solo con el deporte de las regatas y para alegría nuestra comenzó también a volcar sus esfuerzos de sportmen en otro deporte en ese momento desconocido para la sociedad sevillana, el Football.
¿No lo había mencionado? Vaya, que despiste el mío. Efectivamente estamos hablando de Don Isaias White, el primer SECRETARIO del Sevilla Football Club, y aquí es donde la historia de la calle Bailén 41 se cruza con la historia del Sevilla Football Club, pues efectivamente al ejercer Isaias de SECRETARIO de la sociedad, era su propia casa, la casa del SECRETARIO, la que constaba como SECRETARÍA, siendo por tanto el número 41 de la calle Bailén la primera SECRETARÍA del Sevilla Football Club.
Como imaginan, lo normal en aquella época era que el domicilio del secretario fuera reconocido como secretaría de la sociedad, pudiendo observar casos parecidos en el Sevilla Balompié o en el Betis F.C. sin ir más lejos. Por entonces los incipientes clubes no disponían de una secretaría propiamente dicha, como ejemplo el Madrid F.C., cuya secretaría se ubicaba en el comercio propiedad de su presidente Joan Padrós.
Esta “tradición”, por llamarlo de algún modo, de no tener una secretaría exclusiva para los clubes, se mantuvo aproximadamente hasta principios de los años 20.
Hay autores que muestran ciertas reticencias a este punto llegando a afirmar que: “en el Padrón municipal se recogían y recogen los datos relativos a las sedes oficiales de empresas, sociedades y organismos activos en aquella época, así que para comprobar que esto de la secretaría de 1890 es un dato falso, bastaba con ir al Padrón Municipal y extraer los datos de esa dirección (Calle Bailén 41). De esta manera veríamos si en dicha dirección estaba la sede de alguna sociedad o Club. Como podemos comprobar, en la calle Bailén nº 41 no había sede de ninguna sociedad. Simplemente se trataba del domicilio de Isaias White.”
Debemos apuntar que el autor parte de una premisa falsa ya que en el padrón municipal se recogían exclusivamente datos relativos a personas, nada de empresas, sociedades ni organismos, como podemos comprobar en la ley municipal de 1870:
De hecho, este punto es así desde los mismos orígenes del padrón tal y como nos cuenta el punto segundo del estudio “El Padrón municipal de habitantes: Origen, evolución y significado”.
Otra prueba más, si es que hacen falta más pruebas, es la inscripción expresa en el propio padrón adviertiendo que el mismo debe ser rellenado por EL CABEZA DE FAMILIA, es decir, nada de empresas, sociedades, ni organismos:
Otra prueba más, si es que hacen falta más pruebas, es la inscripción expresa en el propio padrón adviertiendo que el mismo debe ser rellenado por EL CABEZA DE FAMILIA, es decir, nada de empresas, sociedades, ni organismos:
Como hemos dicho, la ubicación en aquella época de la secretaría en el mismo domicilio de la persona que ejercía las funciones de secretario, sobre todo ante el escaso “papeleo” del que probablemente eran responsables, hace de este la ubicación más lógica para la misma.
En definitiva señoras y señores, con esto pueden comprobar que el número 41 de la calle Bailén no fue “simplemente” el domicilio del SECRETARIO Isaías White, si no algo más, muchísimo más diría yo.
El número 41 de la calle Bailén fue el primer lugar físico, la primera SECRETARÍA, la primera sede social y en definitiva, el primer pilar sobre el que se empezó a construir el Sevilla Football Club de 1890.
Si la historia del número 41 de la calle Bailén se queda aquí o continúa, nos lo dirá el futuro, o mejor dicho…nos lo dirá el pasado.
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