Crean la crisis y para resolverla los contribuyentes les inyectamos miles de millones para que sigan haciendo exactamente lo mismo que antes.
martes, 29 de marzo de 2011
Un poco de dignidad
Que difícil es encontrar gente capaz de renunciar a un carguito por dignidad. Incluso ante escándalos políticos mayúsculos la mayoría, si no todos, sonrien, miran a otro lado y siguen poniendo la mano.
Hay que elogiar el gesto de
Servirá de poco, o más bien de nada, pero es un gesto que le honra.
Le honra a él, al Sevilla FC y honra a todos los clubes que no quieren pasar por el aro de la dictadura de los gigantes de nuestro fútbol.
Recuerdo que mi padre me decía: "Nadie se hace rico trabajando. Si es rico, es porque de alguna manera se lo está quitando a otro."
Madrid y Barcelona. Luego estan el resto.
Los ricos quieren mantener y potenciar el status quo que ellos han diseñado.
Los tiesos, temerosos, callan como perros bajo la mesa esperando que caigan algunas migajas.
Entre unos y otros despojan, mancillan y ensucian todo el contenido que pueda encerrar la palabra HUELGA.
¿Huelga de que?
Será una HUELGA DE CEREBROS.
La clase media les llaman.
Son los que no quieren conformase con las migajas que caigan de la mesa.
Los que quieren repartir el pastel de forma justa (que no equitativa).
Son los que aún albergan algo de dignidad y grandeza para levantar la voz y decirle a los grandes:
"¡Eh, tu! Yo quiero pelear contigo los títulos. Yo no quiero ser sparring de nadie. Dame lo que me pertenece."
Jose María Cruz ha dimitido (Si antes la LFP nos trataba a patadas no quiero ni pensar que ocurrirá a partir de ahora).
Ha tenido la dignidad que otros no tienen para hacerlo.
Otros muchos deberían seguir su ejemplo. No lo harán.
Mañana una jueza decidirá si hay liga o no, pero la vergüenza ya no hay quien nos la quite.
La excusa es el partido en abierto. "Si quieren ver fútbol, que lo paguen."
¿Que harán los clubes con el dinero extra?
¿Ustedes que creen?
¿Pagar las multimillonarias deudas que mantienen (unos más que otros) con la hacienda pública (es decir, con todos nosotros)? NO
¿Pagar las deudas con los futbolistas (esos que no pagan)? NO
¿Invertir en deporte, en que la gente vaya más a los campos con entradas más baratas o en infraestructuras? NO
Simplemente seguirán haciendo lo que han hecho hasta ahora. Lo que saben hacer. Dilapidar dinero.
Es como los bancos.
Crean la crisis y para resolverla los contribuyentes les inyectamos miles de millones para que sigan haciendo exactamente lo mismo que antes.
¿Porque?
Pues porque no hay consecuencias.
Si el estado permite a los clubes mantener deudas multimillonarias con Hacienda, jugadores, empresas, etc...
Si los bancos les conceden a esos clubes endeudados millones y millones para que sigan haciendo fichajes e inversiones en lugar de pagar lo que deben.
Si el gobierno lo ve y mira para otro lado sin que haya sanciones, sin que la podrida LFP descienda a los clubes deudores, sin que nadie haga nada...
¿Que les hace pensar que con los ciento y pico de millones extra por el partido en abierto va a ocurrir algo diferente?
No. Ocurrirá lo mismo.
Bueno, lo mismo, lo mismo, no.
Ahora Madrid y Barcelona podrán ofertar un paquete televisivo aún más atractivo para seguir engordando sus propias arcas.
¿Y el resto?
El es resto a ma...
...a mandar.
PD: Habrá que rezar para que esto pueda cambiar algún día...
lunes, 21 de marzo de 2011
La Mancha Verde
Siempre hubo una mancha sobre la memoria en sevillista. Una gran mancha verde.
Unos se encargaron de hacerla más y más grande, alimentándola de verde envidiosa bilis y aderezandola de excusas.
Otros pensaron que la indiferencia la haría desaparecer y no quisieron prestarle importancia. No fue así, la mancha siguió creciendo y otros nuevos, se encargaron de hacer la mancha más y más grande. Más y más verde. Más y más molesta.
Se agotó la paciencia. Se acabó la indiferencia. A la mancha verde había que echarle blanqueadora lejía a borbotones desde una palangana mecánica para devolverle su blancor.
El blancor volvió. Y tanto que volvió.
La mentira ya no era gratis. Los verdes se ponían rojos de vergüenza (los que la tenían).
El rancio pasado verdiblanco se fue apartando a empujones y una nueva hornada de amantes de la historia del fútbol sevillano fue ocupando el lugar que les corresponde.
La historia del fútbol sevillano se mueve. Está cambiando. Se va esclareciendo. Se está engrandeciendo.
Es sin duda motivo de alegría y orgullo, ver el cambio en directo. Un privilegio el ser testigo de excepción del mismo, y una pena, por no decir otra cosa, ver como aún quedan elementos que prefieren cerrar los ojos a la realidad y seguir transmitiendo, y tratando de perpetuar la verde mentira de la que ellos están enamorados.
Si esa mentira se transmite bajo el trato amable del verso bien cuidado, peor aún. Entonces la mentira es doble.
Vender una caricatura perpetua de una realidad que necesitan creer para sentirse importantes. Para justificar fracasos. Para ser lo que les gustaría ser, aunque no lo sean.
Aunque cierto no sea, no vale con que yo lo crea, tienen que creerlo los demás.
Solo así su cuento. Su maniquea leyenda cobra sentido.
Aún hoy seguimos viendo estupefactos a todo un literato como Antonio Hernandez Ramirez, autor de "La marcha verde" y amigo de Antonio Burgos (otro que tal baila), se dedica a seguir manchando con "su marcha" de verde nuestra blanca e inmaculada historia.
Así se dedica a fomentar y perpetuar su falsa y maniquea leyenda verdiblanca.
Que fácil es creer lo que gusta creer, más si te lo cuentan con un lenguaje elaborado, preciosista y cercano.
Que fácil es creer lo que gusta creer, más si esas palabras están financiadas por dinero de todos los andaluces.
Que fácil es creer lo que gusta creer, más si no hace falta ni leerlo y te lo recitan en verso:
Así se extiende y así se perpetua su mancha verde.
Así...
...
Pero ASÍ y ASÍ, (plas, plas) se la cubre de un manantial de lejía blanqueadora y se la sigue eliminando.
Golpe a golpe.
Verso a verso.
Gracias Guardianes.
martes, 8 de marzo de 2011
Hugo Maccoll, capitán del Sevilla FC
Por Guardianes de la Memoria
121º aniversario del primer partido de football association en España, disputado por el Sevilla FC
La pista de The Field nos ha traído la confirmación de la identidad de uno de los principales personajes del remoto Sevilla Football Club novecentista.
Como le gusta decir a mi amigo Cornelio (y a los demás), una nueva pieza del puzle.
El detalle, el hilo del que tirar y tirar, ha sido esta vez la letra inicial que el cronista del periódico inglés tuvo a bien consignar delante de los apellidos al inventariar a los caballeros que saltaron a la hierba de Tablada para disputar la tradicional partida navideña de 1890.
En las alineaciones publicadas en prensa sobre éste y el resto de matchs disputados entre el Sevilla Football Club y el Huelva Recreation Club aparece repetidamente como guardameta y capitán del once sevillano un tal Maccoll.
Antes del descubrimiento del Vice-Cónsul Edward Farquharson Johnston como Presidente de la entidad, sospechábamos algunos, entre los que me encuentro, que el capitán del equipo, precisamente ese Maccoll, podía ser también el presidente que nos faltaba, la pareja desconocida del Secretario Isaias White J.
No fue así, aunque no le faltaban galones para haber sido el máximo mandatario de los protosevillistas.
Porque efectivamente, nuestro Maccoll, Hugh Maccoll, era un personaje de postín.
Don Hugo (luego explicaremos por qué) había nacido en la muy querida y muy sevillista capital de Glasgow, en la lejana Escocia (cada día más cercana sentimentalmente a nosotros).
Fue en el año de gracia de 1.861.
Hugh (Hugo) MacColl, (1861-1915) started as an apprentice with Napiers, then worked for Cunard. He joined Howden (Glasgow) as chief draughtsman, then went to Spain for six years as the technical manager of Portilla White at Seville. When he returned from Spain with John Jameson as a partner he started the Wreath Quay Engineering Works, and after Jameson’s early death he formed a long term partnership with Gilbert Pollock, who took over the management after his death. The first electric cantilever crane in the north east, and probably the world, was installed at the works in 1905. The last engines by MacColl & Pollock were for five vessels in 1930 with a total of 4,900 ihp.
“The prolonged period of barren years, 1931-5, in marine engineering threatened to put in jeopardy the vital skills of its work force.”
Fuente: “Building Ships on the North East Coast” J.F. Clarke
Como vemos, tras los estudios básicos, Maccoll encontró acomodo como aprendiz en la empresa del gran maestro escocés de ingeniería naval Robert Napier.
Continuaría su formación con Samuel Cunard (socio de Napier y constructor de famosos trasatlánticos como el “Queen Mary” y el “Queen Elizabeth”) en Southampton.
Y con James Howden, en Glasgow, sería jefe de diseñadores.
Todo ello antes de embarcarse (nunca mejor usado el término) en una exótica aventura profesional por el Sur de España.
Seis años, seis, como Director Técnico de la fundición sevillana Portilla and White, diseñando calderas de vapor para los buques de la Armada española.
La Sevilla de entonces la han descrito otros con mayor acierto y belleza.
Estamos en plena resaca de los viajeros románticos y los primeros fotógrafos de viajes, que trasladan a la Gran Bretaña la imagen de una ciudad singular, puente de culturas, en la encrucijada geográfica entre Europa y África, de ahí el exotismo del que hablábamos antes.
Esa media docena de años sevillanos para Maccoll hicieron mella en un hombre que, rozando la treintena, se encontraba, sin duda, en el mejor momento de su vida.
Tanto que decidió, con todas las consecuencias, desterrar para siempre su impronunciable nombre de pila, Hugh (que, por cierto, significa “inteligente”), por el castellanizado Hugo, que conservaría hasta su muerte.
In Spain it was necessary, for linguistic reasons, to convert Mr. MacColl's baptismal name into Hugo, and he retained this name for the rest of his life.
Fuente: "Transactions of the Institution of Engineers and Shipbuilders in Scotland", Volumen 58.
De esta (aparentemente simple) anécdota extraemos un significado de gran simbolismo, que dice mucho de lo que representaron para él sus años en Sevilla.
In Spain it was necessary, for linguistic reasons, to convert Mr. MacColl's baptismal name into Hugo, and he retained this name for the rest of his life.
Fuente: "Transactions of the Institution of Engineers and Shipbuilders in Scotland", Volumen 58.
De esta (aparentemente simple) anécdota extraemos un significado de gran simbolismo, que dice mucho de lo que representaron para él sus años en Sevilla.
El cambio de nombre en Maccoll evoca una especie de nuevo nacimiento, un nuevo bautismo, la conversión en un hombre nuevo, distinto al jovencito (quizás pelirrojo y pecoso) que había llegado desde Glasgow.
No es difícil comprender por qué era el capitán del Sevilla Football Club.
Estamos ante el principal ejecutivo técnico de la Portilla and White y el más veterano de los integrantes del equipo (un año mayor que Edwin Plews). Mandaba en la empresa (más que el hijo del dueño) y mandaba también en el campo.
Su presencia en el Sevilla Football Club primitivo encaja a la perfección con los relatos orales del onubense Daniel Young.
Y su protagonismo en los circuitos empresariales sevillanos viene confirmado por su cercanía (digámoslo así) con el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, cuna del más puro y original sevillismo intersecular.
A su vuelta a la Gran Bretaña fundaría la sociedad Maccoll and Pollock en Sunderland, ciudad inglesa a la que pertenecía (¿casualidad?) el mejor y más influyente club de fútbol de la época, camisetas de rayas rojas y blancas, como las encargadas a Wood en la asamblea sevillista de 1908 previa al partido de Messina.
La Maccoll and Pollock se dedicaba a la ingeniería marina, siendo muy apreciados sus motores de vapor para barcos.
Se casaría Don Hugo con la señorita Maude Maccarthy, a quien conoció en 1901 mientras estaba alojado como invitado en casa de su padre, el alcalde de Newcastle-on-Tyne y propietario de barcos, George Eugene Maccarthy.
Tuvieron dos hijos de singular nombradía, Hugh Geoffrey Maccoll, como físico, y James Eugene Maccoll, como político laboralista, lo que acredita el status que había alcanzado la familia.
Falleció súbitamente el 31 de agosto de 1915, a los 54 años de edad, en su Glasgow natal.
Atrás quedaba su etapa sevillana, y sus andanzas futbolísticas que, nos atrevemos a afirmar, serán probablemente desconocidas para sus propios descendientes.
Por poco tiempo.
Los Guardianes estamos acercando posturas con la familia, y esperamos que las gestiones en curso den pronto sus frutos, para gozo del sevillismo amante de su historia y su pasado.
¡¡Salve Hugo Maccoll, primer capitán sevillista!!
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