martes, 15 de junio de 2010

Escuela Sevillana, es decir, Escuela Sevillista



Arte, magia, calle, filigrana, estética, imprevisible…

Son muchas las palabras que se utilizan para hablar de lo que significa
 “Escuela Sevillana”, todas acertadas, sin embargo para definirla solo debemos utilizar un color. Bueno, dos, el Blanco y el Rojo. 

Hablar de Escuela Sevillana es hablar en definitiva de
 Escuela Sevillista, pues esta forma de concebir el fútbol nació dentro del Sevilla FC.

Juan Armet de Castellví, "Kinké", 
fue sin duda  el “Padre” de la Escuela Sevillana. Fue fichado por el Sevilla FC en 1917 y una vez aquí, inculcó su peculiar forma de entender el futbol a sus “Hijos” futbolísticos, es decir, a jóvenes chavales llegados al Sevilla FC provenientes de equipos como el Athletic de Sevilla y que posteriormente formaron junto a Kinké la formidable Línea del Miedo. Como bien nos cuenta Juan Castro en “Los primeros pasos del football sevillano”, entre esos jóvenes encontramos nombres como Ismael, Ocaña, Brand y Villagran. 

Kinké
 fue un jugador excepcional, diferente, mágico. Su manejo de la pelota y su capacidad de improvisación le convertían en un azote para las defensas rivales, una inspiración para sus compañeros y todo un disfrute para los aficionados a este deporte. Les recomiendo encarecidamente que no pierdan la oportunidad de leer estos magníficos posts (1, 2) que Antonio Ramirez le dedicó en su Voladizo de Gol Sur.

La prensa nacional habló por primera vez de 
“escuela sevillana”
 tras una fantástica exhibición sevillista contra el Athletic en 1921 en la capital. Este concepto por tanto, desde su creación estuvo ligado en exclusiva al Sevilla FC. 

El periodista
 bético Olmedo, nos lo recuerda debidamente en estas líneas:
En 1928 el Betis comenzó a participar en la Copa de España y la prensa nacional, por su sevillanía, habló también en algún caso de escuela sevillana o andaluza, aunque lo cierto es que el futbol practicado por el Betis, debido a la procedencia de sus máximas figuras, siempre estuvo más cerca de la escuela Vasca del balompié que de la sevillana. 



Al fútbol de arte y filigrana le costaba mucho imponerse al tipo de fútbol que realizaban los equipos del norte, en campos embarrados y plagados de jugadores con gran fortaleza física. Es por ello que el Sevilla FC tuviera que incorporar también a algún que otro jugador de este corte para compensar así sus carencias y poder competir contra estos.

Este hecho motivó que algunos agoreros periodistas vaticinaban el fin de la escuela sevillana,ya en los años treinta, e incluso acusaron al Sevilla FC de excesiva “vasquización” y pérdida del característico sello sevillano, pero nada más lejos de la realidad. Como muestra lean la respuesta de un lector sevillista a uno de estos periodistas: 

Otros periodistas béticos, como el caso de Discóbolo, incluso llearon a mofarse de esta escuela por ejemplo en la figura del sevillista Raimundo Blanco.

Incluso algún periodista nacional afirmó con pasmosa rotundidad la desaparición definitiva de la Escuela Sevillana.

Sin embargo, muchos años más tarde de estas catastrofistas profecías podemos encontrar crónicas en las que se habla del fútbol de la auténtica escuela sevillana que practicaba el Sevilla FC.

La escuela sevillana, es decir, la escuela sevillista, no aparece de forma espontánea ni se ficha con el golpe de talonario del mecenas de turno.

La escuela sevillana, es decir, la escuela sevillista,
 se inculca, se mama, se fabrica y se transmite a través de las estructuras que mantienen y vitalizan la inimitable cantera sevillista. Estructuras y cantera que el Sevilla FC, a diferencia de otros clubes, ha cuidado y mimado prácticamente desde su creación.

Para muestra de ello lean la crónica, o más bien el piropo en toda regla, del periodista
 Sánchez Ocaña tras la consecución del doblete sevillista en la Copa de España de 1935. 

Pese a ello, en 1969 nos topamos estás melancólicas palabras de Campanal que nos resume la historia de la escuela sevillana, desde La línea del Miedo hasta Arza, pasando por los Stukas, en las que nos dice que ya se ha perdido esa manera de jugar al fútbol.

Por fortuna casi un siglo después de su creación, en vista de ejemplos como Navas, Capel o Reyes, podemos decir sin dudarlo que la escuela sevillana, es decir, la escuela sevillista, permanece con mucha vida y además echando un vistazo a la cantera de campeones que está llegando, no parece que ese final esté ni tan siquiera cercano.


En fin señores,  la escuela sevillana es en definitiva la escuela sevillista. Ese nuestro orgullo, nuestra bandera, nuestra herencia y nuestro legado. 

Es
 nuestra seña de identidad y como tal, lo cantamos orgullosos a los cuatro vientos en nuestro himno: 
…Sevilla, Sevilla, Sevilla, 

es el fútbol hecho arte y filigrana, 

Sevilla, Sevilla, Sevilla, 

de la escuela sevillana creador y valladar, 

Sevilla, Sevilla, Sevilla, 

nuestro estadio es una feria cuando vamos a jugar 

Vuelan, vuelan banderas, 

y suenan palmas que nadie podrá imitar, 

somos el sevillismo, 

que día y noche no paramos de animar…



2 comentarios:

  1. . . . y por la Carretera de Utrera se sigue fomentando.

    Un saludo.

    Ps: Genial entrada.

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  2. Muchas gracias Sr. Les Corts.

    Estructuras.
    Eso que el Sr. Almansa le decía a Lopera que no valía para nada mientras le servia champange haciendole de camarero.
    Estructuras si señor.

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