Arte, magia, calle, filigrana, estética, imprevisible…
Son muchas las palabras que se utilizan para hablar de lo que significa “Escuela Sevillana”, todas acertadas, sin embargo para definirla solo debemos utilizar un color. Bueno, dos, el Blanco y el Rojo.
Hablar de Escuela Sevillana es hablar en definitiva de Escuela Sevillista, pues esta forma de concebir el fútbol nació dentro del Sevilla FC.
Juan Armet de Castellví, "Kinké", fue sin duda el “Padre” de la Escuela Sevillana. Fue fichado por el Sevilla FC en 1917 y una vez aquí, inculcó su peculiar forma de entender el futbol a sus “Hijos” futbolísticos, es decir, a jóvenes chavales llegados al Sevilla FC provenientes de equipos como el Athletic de Sevilla y que posteriormente formaron junto a Kinké la formidable Línea del Miedo. Como bien nos cuenta Juan Castro en “Los primeros pasos del football sevillano”, entre esos jóvenes encontramos nombres como Ismael, Ocaña, Brand y Villagran.
Kinké fue un jugador excepcional, diferente, mágico. Su manejo de la pelota y su capacidad de improvisación le convertían en un azote para las defensas rivales, una inspiración para sus compañeros y todo un disfrute para los aficionados a este deporte. Les recomiendo encarecidamente que no pierdan la oportunidad de leer estos magníficos posts (1, 2) que Antonio Ramirez le dedicó en su Voladizo de Gol Sur.
La prensa nacional habló por primera vez de “escuela sevillana” tras una fantástica exhibición sevillista contra el Athletic en 1921 en la capital. Este concepto por tanto, desde su creación estuvo ligado en exclusiva al Sevilla FC.
El periodista bético Olmedo, nos lo recuerda debidamente en estas líneas:
La escuela sevillana, es decir, la escuela sevillista, se inculca, se mama, se fabrica y se transmite a través de las estructuras que mantienen y vitalizan la inimitable cantera sevillista. Estructuras y cantera que el Sevilla FC, a diferencia de otros clubes, ha cuidado y mimado prácticamente desde su creación.
Para muestra de ello lean la crónica, o más bien el piropo en toda regla, del periodista Sánchez Ocaña tras la consecución del doblete sevillista en la Copa de España de 1935.
Por fortuna casi un siglo después de su creación, en vista de ejemplos como Navas, Capel o Reyes, podemos decir sin dudarlo que la escuela sevillana, es decir, la escuela sevillista, permanece con mucha vida y además echando un vistazo a la cantera de campeones que está llegando, no parece que ese final esté ni tan siquiera cercano.
En fin señores, la escuela sevillana es en definitiva la escuela sevillista. Ese nuestro orgullo, nuestra bandera, nuestra herencia y nuestro legado.
Es nuestra seña de identidad y como tal, lo cantamos orgullosos a los cuatro vientos en nuestro himno:
. . . y por la Carretera de Utrera se sigue fomentando.
ResponderEliminarUn saludo.
Ps: Genial entrada.
Muchas gracias Sr. Les Corts.
ResponderEliminarEstructuras.
Eso que el Sr. Almansa le decía a Lopera que no valía para nada mientras le servia champange haciendole de camarero.
Estructuras si señor.