jueves, 25 de noviembre de 2010

La culpa no es de nadie

 
Triste, solo y desángelado. Ese era el aspecto del Sanchez-Pizjuán en la noche de ayer. Pena, lamento y algún porqué.

Tostón insufrible, que al menos a mi no me sirvió más que para coger frío y para recordar aquellos tiempos de partidos tristes y vacíos en los que el silencio de la grada te permitía escuchar las voces de los futbolistas en el campo.

"Tuyo!", "¡Tápale!", "¡Mira, mira!", "¡Solo!"

Esos pequeños detalles del fútbol que solo se hacen presentes ante un silencio tan triste y sepulcral como el de ayer. Lo único que me gustó de ayer.

Esta no es la mejor manera de honrar la memoria de Antonio, estoy convencido.

¿De quien es la culpa?

¿De los dirigentes que no han buscado la fecha, rival y promoción adecuada al partido?

¿De los jugadores que se pasearon por el césped sin ganas de estar?

¿De la afición que dió la espalda al trofeo y prefirió quedarse en casa?

¿De los medios de comunicación para los que el trofeo ayer no existió?

¿De "La Nuestra" que mientras Granada y Sevilla disputaban un trofeo retransmitía al Barça?

La culpa probablemente se de TODOS, y por desgracia como dijo Concepción Arenal "Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie". 

PD: No os perdais el programa de historia que tan bien dirige Carlos Romero todos los miércoles en Radio Estilo. En La Palangana Mecánica podeis escuchar el último programa acerca de todos los estadios sevillanos de la historia.

3 comentarios:

  1. Pueden haber muchas culpas, pero yo me entere ayer de que se jugaba el trofeo.Como estoy pelado como una gamba no hubiera podido asistir de todas maneras.Ya es tarde para buscar culpables pero si existe voluntad aun hay tiempo para encontrar soluciones.

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  2. Bienvenido de nuevo a la blogosfera Carlos!

    Pues habrá que esperar hasta el año que viene a ver si lo hacemos mejor, porque lo hecho, hecho está.

    Un saludo.

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  3. La culpa es de quien ha organizado el homenaje a nuestro querido Antonio el día que no era, frente al rival que no merecía y en las condiciones mas pésimas posibles. Un abrazo.

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